martes, 25 de junio de 2013

un resumen

23 de junio, 2013

Hoy Elder Babcock dio un discurso en la reunión sacramental, la primera vez desde su enfermedad.  Él tenía varias semanas para reflexionar sobre la asignación y ayer, sábado, pasó todo el día en la preparación. No compartió su preparación conmigo, pero él estaba seguro de que tenía un discurso bien preparado que llenaba la asignación.

En lugar de dar el discurso preparado, habló desde el corazón y compartió su testimonio de cómo el Espíritu Santo había ayudado a los médicos saben lo que deben hacer para ayudarlo y dio testimonio del amor de Dios por todos sus hijos.

Al principio yo estaba confundido por su historia y tenía algunas dudas sobre su exactitud. Y entonces me di cuenta de que él estaba compartiendo lo que recordaba, la tercera recuperación milagrosa que tuvo durante la cuarta semana de su tiempo en el Clínica Alemana.

Él no recordaba ningún del dolor ni la confusión ni el coma. Yo había mantenido correos electrónicos y notas y cartas. Él los había leído y me ayudó a combinarlos en una historia de 70 páginas de su tiempo en la Clínica. Pero me di cuenta de que era para mí para compartir la parte de la historia que pasó cuando él estaba muriendo.

Al principio no me di cuenta de lo enfermo que él estaba. El médico me hizo saber que su enfermedad era muy grave y que su edad estaba contra a él. Los médicos se negaron a ser optimistas. Ellos fueron capaces de estabilizar el cuerpo por un corto tiempo, pero la infección era muy agresiva y se propagan rápidamente de la oreja izquierda a las meninges que cubren todo el sistema nerviosa central, a la oreja derecha, a los senos nasales, al hueso mastoideo.  La sangre propagó la infección por el cuerpo. Sus riñones y el hígado estaban fallando. La presión arterial era muy baja, incluso con medicación. Él estaba siempre en un respirador. La ciencia moderna puede mantener el oxígeno a través del cuerpo, pero su cuerpo estaba frío e hinchado y pesado, sin respuesta a simulación.

En este momento de desesperación, el Presidente Martínez, presidente de la misión, tuvo dos sueños, en dos noches consecutivas. En el primer sueño, Elder Babcock estaba en una habitación en el hospital con tubos y máquinas y médicos. Los médicos quitaron los tubos, y Elder Babcock levantó la cabeza y se sentó en la cama.

Sabiendo lo mal que su cuerpo fuese, yo interpreté el sueño como un testimonio de que su cuerpo se le permitiría a morir y que él sería capaz de continuar su trabajo como misionero en el mundo de los espíritus. Era un consuelo para mí sentir que el Señor no le permitiría permanecer en la tierra en un cuerpo dañado y sin la habilidad de comunicar.

A la mañana siguiente, el Presidente Martínez compartió un sueño segundo. En este sueño, Elder Babcock levantó de la cama, se puso en pie y le dio un abrazo a Presidente Martínez. Su cara era transparente y con luz, pero el Presidente dijo que podía sentir su cuerpo y que era un cuerpo físico. El Presidente estaba convencido a causa de estos dos sueños claros, que eran inusuales para él, que Elder Babcock se recuperaría.

Elder Babcock había recibido dos bendiciones del sacerdocio a partir de dos compañerismos diferentes de élderes. Y el Presidente Martínez le había dado dos bendiciones del sacerdocio, y una tercera cuando él les pidió a los misioneros ayunar de nuevo, que Elder Babcock no sólo viviría, sino que tenga la recuperación total.

La primera vez que él pidió a los misioneros a participar en un ayuno misional  y orar para Elder Babcock, nuestra familia unimos con los misioneros en el ayuno. El médico de la misión de Santiago me aseguró que todo se estaba haciendo médicamente que se debería haber hecho. Los médicos estaban haciendo el tratamiento correcto. El Señor envió un testigo segundo a mí, una doctora chilena y bilingüe, una infectóloga, quien me aseguró que Elder Babcock no habría recibido ningún atendidos mejores en Salt Lake City, Utah, o en cualquier parte del mundo.

Yo le expliqué a ella mi testimonio de la vida eterna, y la continuación de la personalidad y de la familia, y de matrimonio eterno. Yo dije que Elder Babcock iba a ser un misionero en el mundo de los espíritus y que yo lo vería de nuevo.

Por su parte, ella explicó a los médicos de mi deseo de que la vida de Elder Babcock no se mantuviera artificialmente. Sentí que Doctora Concha era un regalo enviado por el Señor para consolarme. Yo tuve la oportunidad de escribir una carta a mi familia, asegurándoles de mi fe en la voluntad del Padre Celestial y mi aceptación de la muerte de Elder Babcock y este cambio en su asignación de misión.

Terminé la carta y terminé mi ayuno. Y en ese momento, de repente, el cuerpo de Elder Babcock comenzó a responder. Por ninguna razón comprensible, los riñones y el hígado comenzaron a mejorar. Buscamos los más mínimos movimientos. El doctor dijo que él vio movimiento de la boca alrededor de la sonda de respiración. Empecé a esperar que tal vez él se despertara y que yo pudiera decirle te amo y adiós. Me sentí un poco de esperanza, pero todavía yo dudaba de la posibilidad de una recuperación total.

En la mañana de Pascua él me apretó la mano. El lunes por la mañana abrió los ojos y me reconoció. No podía hablar y sentía dolor. Estaba semi-consciente, los ojos cerrados, pero estaba viviendo de nuevo. Los médicos fueron capaces de hacer más cosas para ayudarlo. Ellos no querían que yo tenga esperanza porque todavía él podía morir y el estado de su mente no estaba conocido.  Pero los médicos estaban animados.

Esa misma noche, mientras oraba y meditaba en nuestra vida juntos, me sentí impresionado por el Señor para escribir doce metas. Nos volveríamos a alojar en Chile y cumplir nuestra misión. Nos volveríamos a ir al templo de Santiago en octubre. Queremos ser un ejemplo y compartir el evangelio de Jesucristo con el personal de la Clínica y el hostal donde me alojaba. Recuperación del élder Babcock ocurriría en una forma para mostrar el poder de Dios. Yo estaría bendecida por ser capaz de comprender y comunicarse con los médicos y no depender de los misioneros jóvenes que eran un apoyo constante y una fortaleza para mí y un ejemplo de servicio a todos los médicos y los trabajadores de la Clínica.

El miércoles Elder Babcock estaba quitado del respirador. Podía sonreír. Él pudo decir palabras. Él sabía quién era yo. Reconoció a nuestra hija, que había venido de los Estados Unidos. Él quería saber qué día era. Se preguntó cómo llegó a estar tan mal. Él era capaz de comer puré. Él fue capaz de mover los brazos y las piernas más. Todavía él no podía oír nada, pero podía leer nuestras notas y hablar con nosotros.

Una semana después de que él despertó para la primera vez, fue trasladado de UCI a UTI. Estaba sonriendo y alegre. Él estaba tratando de enseñar el Evangelio a los médicos y enfermeras.

Pero después de dos días, algo sucedió. Yo creo que Satanás no estaba muy contento con ningunos de estos milagros. Elder Babcock no se despertó. Él no me reconoció. Él no quería comer. Los paramédicos trataron de llevarlo a una resonancia magnética, pero Elder Babcock se puso convulsiones y fue casi en un estado de coma de nuevo.

Les pedí a dos élderes jóvenes que acababan de llegar, a darle una bendición. Me recuerda la bendición.  El élder dijo que Dios sabía lo que estaba pasando y que no pasaría nada que no estaba de acuerdo con Su voluntad. Me consoló y me acordé de nuevo la promesa que el Elder Babcock se recuperaría de una manera para mostrar el poder de Dios. Me sentí impresionado a tocar de nuevo la música del Coro del Tabernáculo en el iPad al lado del oído. Le pareció calmarse a él.

El neurólogo no podía entender por qué Elder Babcock no era mejor después de tan mucho tiempo. Los élderes y hermanas siguieron proporcionando aliento y apoyo. Ellos le cantaban a él, y oraban con nosotros.
Presidente Martínez llegó de nuevo y le dio una cuarta bendición. Mientras que el presidente estaba con nosotros, Elder Babcock le reconoció como alguien importante y él sentía que estaba teniendo una entrevista misional con una persona importante. Él tenía el gran deseo que sea bautizado y reciba el Espíritu Santo y posea el Sacerdocio. Él estaba reviviendo su infancia y su juventud, y su introducción al Evangelio como un chico de 16 años.

Durante todo el día Elder Babcock estaba reviviendo muchos recuerdos, buenos y malos.  Y él hablaba a si mismo acerca de problemas y presiones.  Para calmarle, yo toqué música y tomé su mano.  En la tarde un élder tomó la mano en mi lugar para ayudarme descansar. Cuando vino la noche, los temores aumentaron.  Nos encontrábamos en una batalla con las alucinaciones mientras Elder Babcock trataba de salvarme y a nuestra familia.  Él pensó que estábamos en peligro de perder la vida en un choque de tren.

Finalmente las enfermeras reconocieron el problema y llamó al médico. El doctor trajo algunos medicamentos que había retirado y ayudó Elder Babcock dormir.

A la mañana siguiente hablamos de las alucinaciones y los visitantes invisibles. Elder Babcock creía que su madre había estado allí. Al principio pensé que se había olvidado de que ella estaba muerta. Pero luego me di cuenta de que tal vez ella estaba en una misión desde el mundo espiritual para ayudar a su hijo. Elder Babcock había pedido a uno de los visitantes, que se vestía de blanco, si él tenía aceite para dar una bendición del sacerdocio. Él habló acerca de estar en una guerra. Y en un momento me preguntó: ¿No crees que Satanás atacará al sacerdocio?

Le dije, Sí.

Después de este día, las cosas empezaron a mejorar de nuevo. Yo puse un calendario en la pared y cada día, hizo un círculo alrededor la fecha actual.  Hice una lista de los nombres de nuestros hijos y sus esposos y los nombres de nuestros nietos. Hice una línea de tiempo de todas nuestras actividades importantes de los últimos cinco años. Y las fechas de la misión anterior y el tiempo en nuestra casa entre las misiones.  También las nombres de personas y la información acerca de nuestro tiempo en Chile.

La memoria lineal que Elder Babcock tiene ahora comenzó con el catorce de abril. El doctor fue capaz de hacer una cirugía en los oídos y retirar una cantidad de líquido, liberando la presión en el cerebro. La audición de Elder Babcock estaba mejorando. Él podía usar el computador y ipad.  Él necesitaba solamente dos personas para ayudarle a él en lugar de cuatro o cinco. La kinesióloga le convenció de que podía caminar con un burro. Tratamos de convencerlo a Elder Babcock de que no estaba enfermo ya, solamente débil, y él necesitaba tiempo para recuperarse.

Todo parecía estar bien.  Pero los medicamentos fueron complicados. Los médicos necesitaban inspiración para saber qué hacer. La resonancia magnética nueva mostró un problema. Los médicos estaban confundidos. Ellos temían que todavía tenía  meningitis. Ellos estaban considerando una cirugía mayor.
Es de este tiempo que Elder Babcock tenía memorias. Él dio cuenta que los médicos habían haciendo errores.  En este tiempo los médicos necesitaban la ayuda e inspiración del Señor. Dr. Rivas habló con nosotros acerca de consejos de médicos, diciendo que un médico no puede tomar decisiones solo y que había tres médicos que se consejería juntos y decidir qué era lo mejor. Él dijo al élder Babcock: yo soy cristiano y no sé por qué el Señor quería que Don Kenneth pasar más tiempo en la clínica. Y cuando salió la habitación, le dijo al élder Babcock: Ten fe.

El neurocirujano lo había visto a Elder Babcock en un buen día y recomendó antibióticos continuos en lugar de la cirugía. El neurólogo y infectóloga acordaron: ninguna cirugía. La infectóloga dijo una cosa interesante.   Ella dijo: si se tratara de cualquier otra persona, como un médico me sentiría obligado a considerar el peor de los casos y actuar en consecuencia. Pero a causa de su fe y sus oraciones y los milagros, creo que podemos esperar y confiar en que de alguna manera el problema puede ser atendido mediante la ampliación del actual curso de antibióticos y con la esperanza de que el reinicio del cortisona ayudará.

Y así fue que tuvimos dos semanas de caminar y hablar e interactuar con los trabajadores en el hospital. Dejamos a ellos con algunos de ellos invitaciones a la iglesia, tarjetas de obsequio y copias del Libro de Mormón.


El 6 de mayo, seis semanas después de su llegada, Elder Babcock dejó la clínica, sin un burro y sin una silla de ruedas, solamente con cada otro. Nosotros alojamos en Temuco por un par de semanas para reajustarse. Pero ahora hemos estado en casa en Victoria por un poco más de un mes. Y nos sentimos agradecidos por los milagros en nuestra vida.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario